Reinicia tu vida cada vez que lo necesites.
Puedes emprender un nuevo camino con pequeños cambios, por ejemplo, dedicando unos minutos del día a reorganizar tus actividades. Paso a paso, irás alcanzando tus objetivos, principalmente, tu bienestar.
Debemos comenzar siendo conscientes del caos existencial que provocan nuestros pensamientos cuando se desordenan. Me refiero a esos momentos en los que nos sentimos bloqueados, no podemos avanzar ni disfrutar de lo que hacemos, y no entendemos lo que nos está pasando.
La clave es conocer a fondo los motivos por los que queremos alcanzar dichas metas, pero sin idealizarlas; elaborar pequeños y grandes planes; aceptar que siempre surgirán cambios y que mientras esto suceda, debemos aprender a transitarlos, buscar su origen, encontrar su solución y crecer durante todo el proceso.
Visualiza una balanza y compara lo que pesa aquello que consideras positivo y negativo en tu vida, luego reflexiona sobre lo que debes restar y/o sumar para equilibrarla.
Pero ¡cuidado! No creas que el equilibrio será permanente. El peso cambiará cuando menos lo esperes, ya sea por situaciones que has generado tú mismx o por motivos ajenos a ti. En esos momentos debes estar preparadx para no desanimarte y volver a equilibrarla las veces que sean necesarias.
No te pongas metas imposibles, sincérate y analiza cuáles están a tu alcance, porque si te engañas con fantasías lejanas a tu realidad, caerás en un gran abismo de frustraciones.
Así que, comienza con lo que realmente puedes hacer, ganando fuerza emocional poco a poco, para lograr cada vez más objetivos.
Sé tu propia referencia, lleva tu propio ritmo. Eres absolutamente capaz de ser tu propix guía.
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